GAUCHO POR UN DÍA URUGUAY
Es probable que más de uno pasara algún apuro si le pidiera colocar Uruguay en un mapa. Encajonado entre dos gigantes imponentes como Argentina y Brasil, con una estabilidad política que lo hace invisible para la prensa, Uruguay (el Uruguay, como dicen allí con la contagiosa melodía de su acento) es un país que no hace ruido y al que no es nada fácil encontrar en las ofertas de los touroperadores.
Tanto mejor para el turista al que el destino lleve allí por unos días, pues podrá disfrutar sin los agobios de otros lugares más populares, de largos paseos por la acogedora Montevideo, en la que el aroma europeo que se desprende los edificios coloniales y su puerto antiguo se mezcla con el carácter puramente autóctono de sus mercadillos, llenos de colores vivos y olores exóticos.
Cuando se habla de turismo en Uruguay, resulta inevitable nombrar la Punta del Este, ciudad balnearia por excelencia situada entre el río de la plata y el océano Atlántico, sembrada de rascacielos con pisos de lujo y rodeada de playas paradisíacas que parecen no acabar nunca.
También existe otro Uruguay más oculto y evocador, alejado del bullicio de los centros urbanos que permite al visitante alojarse en estancias o casas rurales en las que lo rústico se mezcla con el confort y en las que uno puede sentirse gaucho por unos días, mientras ayuda a estos “cow boys” de la Pampa en sus quehaceres diarios.
No hace falta alejarse demasiado de Montevideo para desconectar de la vida urbana: a 125 kilómetros al noroeste de la capital, en Mal Abrigo, se puede disfrutar de esta vida apacible en estancias como Finca Piedra, donde la comodidad de sus instalaciones (habitaciones confortables, piscina, sala de juegos para niños) se suma a la indudable ventaja de disfrutar de uno de los mejores vinos del país, que elaboran en la propia finca.
Por un precio asequible, el visitante puede descubrir la Pampa a caballo o pasear por los viñedos. Para recuperar fuerzas, nada mejor que su suculenta carne de vacuno a la parrilla, una de las mejores del mundo, regada, cómo no, por sus excelentes caldos.
Pero nada de todo esto valdría tanto la pena sin la inagotable amabilidad de los uruguayos, que a lo largo de su visita le invitarán sin duda a tomar mate, la famosa infusión de hierba y bebida nacional por excelencia.
Pablo Garrote
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